Calor en la Sombra

“Calor en la sombra” no sólo es un álbum de la banda estadounidense de hard rock KISS, lanzado en 1989, y en donde se incluyen éxitos como “Forever”, “Cadillac Dreams” y “Hide Your Heart” (Esconde tu corazón), y en cuya portada Hot in the Shade (Calor en la Sombra) aparece una pirámide egipcia, que alegre se protege del ardiente sol con lentes negros.

“Calor en la Sombra” es el espacio de periodismo y difusión que ustedes estaban esperando, en el que aparecerán textos principalmente de mi autoría y a veces de amigos invitadoscomo artículos de análisis, frescos ensayos, crónicas, reseñas de libros, notas periodísticas, así como entrevistas, semblanzas o retratos de personajes del arte, la cultura, y por qué no, hasta de la política, entre otros temas de interés.

Así como algunos personajes pintorescos de dominio público y otros de la calle, que deambulan bajo la sombra del anonimato, y que en muchas ocasiones han aportado algo al mundo; aunque el mundo se haya olvidado de ellos.

Será también un espacio de difusión de otros blogs afines de periodistas y escritores amigos, plumas finas y lentes tenaces como el cronista Kristian Antonio Cerino, el periodista Víctor Ulín y el reportero gráfico Jaime Avalos, por mencionar algunos, relacionados a la causa, que viven y trabajan y respiran bajo la lluvia de fuego de Tabasco “Capital mundial del calor y los mosquitos”, donde la temperatura se dispara por encima de los 45 grados, y alcanza a la sombra, los 40. Tierra donde El sol se saca del bolsillo el día.

Ya sea en tu computadora, en tu BlackBerry o en un periódico que los publique, estos textos son ideales para disfrutar en la oficina, en el sofá de tu casa o en una hamaca… Siempre bajo el Calor que nos brinda la Sombra.

Sean ustedes bienvenidos, esta es su casa, pueden entrar en ella cuando ustedes gusten, o como dijera la canción de Eagles, Hotel California: “Puedes visitarlo cada vez que quieras, pero nunca lo podrás dejar…”

Atentamente:

Jaime Ruiz Ortiz

Fotografía de portada: Ricardo Cámara

Diseño de portada: Armando Gómez Romero

martes, 10 de abril de 2012

Fobias


Dime a qué le temes

y te diré quién eres


Algunas son tan absurdas y extrañas como el miedo a las plantas, a las cáscaras de cacahuates y a las mujeres hermosas.

El ‘miedo a las suegras’ también tiene cabida en este reino y es conocido como la Penterafobia.

Por Jaime Ruiz Ortiz


A veces no sabemos por qué razón evitamos pasar por ciertas calles o dormir toda la noche con la luz encendida de la alcoba. Nos preguntamos por qué alguien prefiere escaleras en lugar de usar elevadores, a pesar de la comodidad que el aparato electrónico nos brinda.
Nuestros miedos designan nuestros rumbos, la forma de ser, actuar, sentir.

Algunas de nuestras fobias son adquiridas a lo largo de la vida. De acuerdo a investigaciones se ha comprobado que los niños pequeños que gatean y que aún no saben lo que es el bien y el mal, pueden jugar sin mayor remordimiento con serpientes gigantes que aterrarían al adulto más valiente, y pueden manipular ―cual muñeco de trapo―, a la más peluda tarántula que protagonizaría la peor pesadilla de su padre o de su madre: Porque no saben lo que es.

Según algunos científicos los hijos repiten la fobia de los padres, por ejemplo, una madre con aracnofobia les transmite a sus hijos su propio miedo a las arañas. Este comportamiento no siempre se trata de herencia genética, sino es algo aprendido.
Muchas de éstas situaciones son aprendidas a temprana edad, a medida que los niños crecen se les dice que “las arañas pican”, que “las víboras son venenosas” y a los que se portan mal se los lleva el Coco, o “viene el lobo y te comerá”.

La película Eso, de Stephen King y Juegos Diabólicos (Poltergeist) de Spielberg incubaron en nosotros el miedo a los payasos (Couolrofobia).
Muchos de estos miedos pueden considerarse de alguna forma naturales, por ejemplo, podemos temerle a las alturas y a las serpientes porque éstas implican una amenaza contra nuestra vida; le tememos a las inyecciones y a las cirugías, porque implican dolor… hasta ahí todo es normal.

Hay fobias tan absurdas y extrañas como el miedo a las plantas, a las cáscaras de cacahuates, a los ombligos y a las mujeres hermosas, como es el caso de la Caliginefobia. Aunque parezca absurdo el “miedo a las suegras” también tiene cabida en este reino y es conocido como la Penterafobia.
El poeta y cantante Jim Morrison tenía cierta fijación ante las puertas y el grupo en el que se hizo famoso se llamó The Doors (Las Puertas).

Jorge Luis Borges le temía a los espejos y varios de sus poemas y libros fueron inspirados por estos objetos reflejantes.
Irónicamente la Hipopotomonstrosesquipedaliofobia es el “miedo a las palabras largas”.

Es posible que nadie esté exento a algún tipo de fobia, incluso Superman le temía a la Criptonita.
Nada nos aterra más que la idea de despertar en una caja oscura y descubrir, en medio de las duras sombras, que fuiste enterrado vivo.
Morir en un lugar: solo, viejo, pobre y sin hijos, es uno de los miedos más comunes, que mantiene a muchos trabajando duro para ganarse la vida.

Hay quienes le temen a los cementerios y a los hospitales. Contrario a eso el escritor Juan Ramón Jiménez le pidió una vez a un amigo que le buscara una pensión cerca de una casa de socorro, pues no podía vivir lejos de un centro hospitalario; Jiménez acostumbraba a clavar las puertas a las jambas de sus marcos para evitar que la muerte se colara en su habitación.

¿Dime qué miedo tienes y te diré quién eres?

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