‘Yo no sabía qué era SAPAET’
DE LA SERIE: PIONEROS DEL AGUA POTABLE
En plena época del esplendor tabasqueño, Mario Ramón Pérez Lanestosa fue el segundo hombre que estuvo al mando
del primer organismo operador del agua potable en México.
Enrique
González Pedrero, Lanestosa y Humberto Mayans Canabal,
en
las épocas de gloria de Tabasco.
Si he perforado pozos petroleros
de
hasta siete mil metros de profundidad,
cómo
madres no voy a poder con esto.
Por
Jaime Ruíz Ortiz
El segundo día del mes de
enero de 1983, Mario Ramón Pérez Lanestosa (Jalapa, Tabasco, 1940) estaba
trabajando en los pozos petroleros de Reforma, cuando el Lic. Eduardo Beltrán
le habló ese domingo y le dijo a quemarropa: “Te vas a hacer cargo de Sapaet”.
El
Ingeniero Petrolero por la UJAT, con 18 años trabajando hasta ese entonces en
perforación, que tenía a su cargo a unas dos mil personas y cien equipos de
perforación, reconoce que había escuchado hablar del organismo operador, pero
“no sabía qué era Sapaet”.
― ¿Y
por qué yo? ―reviró
sorprendido el nuevo funcionario―
¿quién me puso ahí?
―El
gobernador del estado se fijó en ti ―Respondió
Beltrán.
― ¿Y
por qué en mí… si él ni me conoce?
Al
día siguiente, en las oficinas de SCAOP, a cargo en ese entonces de Humberto
Mayans Canabal, le entregan un clip de
mariposa con tres llaves, y ahí externa su segunda y la que tal vez fue su
última duda en los seis años que estuvo a cargo del organismo operador: “Ahora
sólo díganme ¿en dónde queda Sapaet?”
En
aquellos tiempos, Tabasco se encontraba entre el lugar 25 y 28 en cuanto a agua
potable y alcantarillado, y precisamente una de las prioridades del gobernador
entrante era el agua potable y el alcantarillado.
A
su ingreso en el organismo operador, conoció a los ingenieros Irineo y a Vera;
a Salinas, a Polo y a Morales, quienes lo apoyaron y le aportaron muchas ideas.
Lanestosa
tomó el reto con seriedad: “Si he perforado pozos petroleros de cuatro, cinco y
hasta siete mil metros de profundidad, cómo madres no voy a poder con esto”.
De
1983 a 1989, tiempo que Lanestosa estuvo a cargo de SAPAET, se hicieron los
cárcamos Tamulté, La Pólvora, El Negro y el de Méndez, “obras monumentales que
hasta palmeras les pusimos”.
A
través del Programa de Acción Concertada para el Desarrollo Urbano (PACDU), se
ampliaron las redes de agua potable en los municipios de Comalcalco, Cárdenas,
Cunduacán, Macuspana y Paraíso, y se construyeron líneas de Conducción, redes
de distribución, tomas domiciliarias de los sistemas de agua potable, así como
cisternas de rebombeo, tanques metálicos elevados y pozos profundos.
En
estos municipios se construyeron colectores, emisores, atarjeas y descargas
domiciliarias de los sistemas de alcantarillado, así como los PTAR.
En
Centro, se realizó la nueva Planta Potabilizadora Villahermosa, con más
capacidad, en Paseo de la Sierra, que sustituyó al pequeño y viejo sistema que
había antes ahí, misma que fue inaugurada por el presidente de la República
Miguel de la Madrid. Se erigieron los tanques elevados, entre muchas obras más.
Se
construyeron lagunas de oxidación en Comalcalco, Cárdenas, Cunduacán y
Macuspana. En Paraíso se hizo una Planta de tratamiento de aguas negras con
tecnología moderna y un filtro-rociador; otra planta anaerobias en Cárdenas. Y
construyó el sistema Benito Juárez, en Macuspana.
“Si ya aguantaron treinta años,
porqué no van aguantar
tres meses más”.
Enrique González
Pedrero
Gobernador
de Tabasco (1983–1987)
Mario
Lanestosa es un álbum de anécdotas. Cuenta que una vez viniendo de Cárdenas,
junto al igeniero Felipe Irineo, Señor,
Clave-veinte Clave-veinte, le dijo por radio don Atilano, el operador, el gobernador lo necesita con urgencia
en el Palacio de Gobierno, por un asunto
de Benito Juárez.
―Ese
proyecto ya lo tenemos pero es carísimo ―advirtió
Irineo. Y nunca han autorizado el dinero porque todavía no hay nada; hay que
hacerlo todo.
Se trataba de un gran proyecto concebido
desde el tiempo de Carlos Alberto Madrazo Becerra, mismo que no se había
llevado a cabo. Tenían que ampliarlo, corregirlo, perfeccionarlo y, más difícil
aún: construirlo. Era una obra monumental.
Por lo que al Palacio de Gobierno arribaron
provenientes de San Carlos (Macuspana), un grupo de mujeres “enardecidas”, “de
armas tomar”, acompañadas de sus maridos y de un delegado municipal que era una fiera, a exigirle al
gobernador una pronta solución.
¿Y cuál era el problema? Los habitantes de
San Carlos clamaban por el servicio de agua potable desde hacía tres décadas.
Al llegar el ingeniero Lanestosa a la sede
del ejecutivo estatal, con el proyecto imaginado en la cabeza, con los datos
que le dio Irineo; el gobernador del estado Enrique González Pedrero manifestó
frente aquella multitud enardecida: “Aquí ya llegó el director de Sapaet… aquí
les va a decir a ustedes cuándo vamos a tomar un vaso de agua potable a San
Carlos… A ver ingeniero, ¿cuándo?”
―En
tres meses Señor ―le
dije.
González Pedrero ―cuyo lema de campaña había sido Hablarán los hechos―, les dijo una frase que los
tranquilizó: “Si ya aguantaron treinta años, porqué no van aguantar tres meses
más”.
―Lo
querían hasta besar ―recuerda
Lanestosa sonriendo.
Al darse vuelta la multitud rumbo a San
Carlos, alegres. Mario Lanestosa estaba retirándose del lugar, cuando “¡Hey!” ―lo llamó el gobernador― “Ven para acá”. Lo sienta enfrente y
le pregunta en corto:
―Dígame
la verdad ingeniero. ¿Se hace la planta en tres meses?
―No
Señor ―contestó. La obra es de año y medio,
mínimo. Pero si yo decía que en año y medio estaría lista, usted no se quita
esta gente de aquí… y le queman el Palacio.
A partir del día siguiente arrancaron los
trabajos con una inversión inicial de 100 millones de pesos, y después vinieron
más recursos. Avanzaron rápido. “Ustedes mismos van a ser los supervisores de
la obra, y si algo está mal hecho, me dicen y yo hago que se rompa y se haga de
nuevo”, ―repetía Lanestosa. La gente estuvo
pendiente. Muchos tubos, albañiles, material de primera, con tanque elevado y
todo, subestación eléctrica y planta potabilizadora.
Aunque
tardamos año y medio, todo quedó perfecto; nadie se quejó de nada. Ellos
estaban felices porque veían que estábamos trabajando.
En
un recurrido en el municipio de Centla.
Durante
la gestión de Lanestosa en SAPAET, el cambio fue significativo en cuanto al agua
potable y alcantarillado se refiere. De acuerdo a los “Informes de gobierno” de Enrique González Pedrero, publicado en Tabasco a través de sus gobernantes
(1983-1987); en 1982 la cobertura del agua potable era del 39% y de
alcantarillado el 25%. Para 1987 incrementó, ya que el 54.1% de los hogares
disponían de agua potable, y el 33% del servicio de alcantarillado.
Mario
Ramón Pérez, El Gato Lanestosa como
le dicen sus amigos, es una especie de sargento. En los seis años que estuvo al
mando de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Tabasco,
SAPAET, explica que nunca tuvo ninguna problemática, porque “estoy acostumbrado
a mandar: Nunca me anduve por las ramas”.
A
sus setenta años de edad, visitado en su casa ubicada en la calle Secretaría de
Economía de la colonia López Mateos, en Villahermosa; solo, delicado de salud
pero con mucha fuerza, entre cajas de pastillas y recetas médicas, entre libros
que ahora lee en sus ratos libres, dice que en Pemex nunca tuvo ninguna falta
ni un retardo. Tampoco en Sapaet: “Cuándo diantres voy a tener una falta en
Sapaet, si ahí dormía yo”.
Esta entrevista forma
parte del libro “El Agua tiene Memoria” (La historia del manejo del agua
potable en Tabasco), Gobierno del Estado de Tabasco, Comisión Estatal de Agua y
Saneamiento, CEAS, 2012.
Pueden encontrarlo en la
Librería Universitaria UJAT, ubicada en la avenida 27 de Febrero, en el Centro de
la ciudad de Villahermosa.
Excelente persona y muy valioso ser... Un gran hombre a respetar DEP don Mario lanestosa
ResponderEliminarEl Ing. Mario Pérez Lanestosa, digno de admiración y respeto.
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